¿Quién dijo que el terror se encuentra sólo en las películas? Algunos relatos son capaces de aterrorizar hasta al más valiente apenas con sus primeras palabras...
Pocas son las cosas de las que un hombre puede salvarse cuando entra en un terreno desconocido.
Hay quienes, en su sed de aventura, se han atrevido a cruzar terrenos que, de antemano, saben que son peligrosos. Desde mediados del siglo XIX han desaparecido ─según cifras oficiales─ alrededor de 50 barcos y 20 aviones tratando de cruzar aquella región del Atlántico conocida como el Triángulo de las Bermudas.
Quienes han dedicado su vida a resolver los misterios de esta región se han sorprendido a sí mismos al no saber con exactitud qué o quién es lo que provoca que tripulaciones enteras desaparezcan en esta región. Las teorías apuntan a varios puntos, desde fuertes campos electromagnéticos hasta intervenciones extraterrestres; las explicaciones siguen siendo llanas y carentes de sentido.
Lo que pocos comprenden es que llegar a una conclusión certera sobre este fenómeno aún puede llevarse mucho tiempo, sobre todo si consideramos que aún no somos capaces de comprender ni siquiera lo que ocurre frente a nosotros.
Pensemos en cosas tan simples como la oscuridad, ese momento de incertidumbre que a muchos aún les causa escalofríos, ha sido el escenario perfecto para que muchos pierdan la razón o incluso la vida tratando de descifrar sus misterios. Tal vez ese sea el motivo por el que la noche es el momento más temido de toda la jornada. Su penumbra, repleta de esa perturbadora calma ha sido el escenario perfecto para que muchos escritores hagan historias que lejos de atenuar la horrible incertidumbre nocturna, provoquen que los lectores decidan disfrutar su trabajo a puerta cerrada... Al final de cuentas nunca está de más prevenir un desastre.
"El Horla"
Guy de Maupassant
Todas esas veces que has sentido que alguien te observa en la noche probablemente no sean productos de tu imaginación. Quizá aquello que aguarda en la oscuridad es una fuerza maligna que ya ha enloquecido a más de una persona y por alguna extraña razón, ahora ha puesto sus fieros ojos sobre ti. No puedes escapar, otros ya lo han intentado sin éxito. ¿Qué te hace creer que eres especial?
“El almohadón de plumas”
Horacio Quiroga
Las bestias y los monstruos que acechan en la oscuridad no sólo se esconden en los armarios o debajo de la cama; si bien siempre se van a mantener cerca de ti para recordarte tus temores más tempranos, es seguro que encontrarán la manera de ocultarse incluso frente a tus ojos. Acechando. Ellos saben que el mejor lugar para devorarte es el que resulta más obvio, pues nunca sospecharías de un sitio tan inocente como la funda de la almohada.
“El hombre de arena”
E. T. A. Hoffmann
Sin importar cuánto trates de negarlo, siempre va a haber un trauma de la niñez que esperas nunca se vuelva realidad. No importa si le llamas coco u hombre de arena, la oscura entidad que acosa a los niños por las noches parece ser más real de lo que pensabas. No es sólo un invento de la tradición popular en todo el mundo, este extraño ser puede esconderse incluso del otro lado de la puerta. De hecho puede ser tu mejor amigo o, pensándolo bien, esa sospechosa silueta que acaba de dibujar en tu ventana.
“Manuscrito hallado en una botella”
Edgar Allan Poe
Pensar en la oscuridad como ese espacio inexplorable es crear una definición que bien podría aplicarse a otros espacios que aún a estas alturas de nuestra historia no logramos comprender; el mar es un gran ejemplo de estos lugares. Aunque lo vemos siempre como un escenario ideal y hermoso, pero que en sus oscuras aguas se esconden secretos que, si no estamos listos para ello, es mejor dejarlos a un lado con la esperanza de que nadie llegue a encontrarlos jamás.
“La voz maligna”
Vernon Lee
La noche, a pesar de su natural calma, es el medio perfecto para escuchar con atención los ruidos de otros tiempos. Llamarlos fantasmas es algo precipitado, pero definitivamente esos sonidos provienen de sitios que un humano promedio no se atrevería a explorar a menos que se trate de una melodía cuya armonía está lejos de ser algo que escuchamos todos los días, sino algo que ciertamente oiremos el día en que nuestra vida llegue a su fin.
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Aunque el cine en ocasiones parece ganar la batalla en el oscuro terreno del terror, debemos de aceptar que la literatura tiene esa ventaja de permitir a cada lector ponerle rostro a sus propios monstruos y demonios, con el único fin de que sus mentes terminen por convencerse de que el miedo no es una sensación que debe tomarse a la ligera.
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